El 20 de julio es uno de los días más importantes en la historia de Colombia, ya que en ésta fecha se celebra el día de la independencia.

Si hacemos un poco de historia, el 20 de julio de 1810 una junta de notables liderada por Camilo Torres, provoca un altercado en la casa del español José González Llorente, que terminó con la firma del acta de independencia de 1810; episodio que es conocido por historiadores como el Florero de Llorente. Hoy se cumplen 211 años de la gloriosa independencia desde que el Congreso de Estados Unidos de Colombia, nombre como se denominaba a la nación en aquella época.

De otra parte, hoy en pleno siglo XXI, haciendo una reflexión más moderna, es cómo lograr entender que hablemos de independencia, cuando actualmente Colombia está atada por otras cadenas que la oprimen más y de manera más efectiva que la denominación real de otrora.

Los tratados de libre comercio, la corrupción, la injerencia de países extranjeros en nuestros asuntos políticos, la pobreza, una institucionalidad en la cual el ciudadano no tiene confianza, una cultura política pobre como muchos lugares de nuestro país, una economía que no corresponde con la realidad del país, el desempleo, la inseguridad, la acumulación de tierras o grandes latifundios ociosos e improductivos en el campo, la desnutrición, la opresión de pueblos campesinos afro e indígenas, además del conflicto armado y el asesinato permanente de líderes que a diario vivimos entre otros hechos más, que generan que esa independencia no logré ser real; sino que más bien, vivimos en un país que aún está inserto en lógicas de dominación muy poderosas con élites políticas y económicas que concentran el poder, donde el pueblo colombiano aún está sumiso.

Entonces estamos buscando la real independencia que sea capaz de generar una Colombia hecha para todos, donde la justicia social, el desarrollo integral, la inclusión y la equidad sean una realidad.

María Esperanza Castro Torres pastoral de las comunicaciones Vicariato Apostólico.