La situación actual de Nicaragua y la arremetida contra la iglesia; sus obispos, monjas y religiosos, ha sido un atropello no solo contra la dignidad humana sino contra la democracia del pueblo nicaragüense.
El 19 de agosto en la madrugada, fue arrestado Monseñor Rolando Álvarez y 7 de sus colaboradores que permanecían refugiados en la sede Episcopal de Matagalpa, Álvarez fue trasladado a su residencia familiar en Managua donde se encuentra privado de la libertad al ser acusado de “desestabilizar” el país. Es caracterizado por ser un fuerte crítico religioso de la dictadura de Nicaragua que permanece bajo el poder de Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo desde el año 2007.
La arremetida contra la iglesia ha sido “el último eslabón de la cadena represiva” de Ortega y Murillo, por el impacto de sus cuestionamientos hacia el atropello del gobierno a la ciudadanía, la vulneración de los derechos humanos, las reformas que empobrecen el país, entre otros. Este atropello contra la fe nicaragüense tuvo inicio en marzo con la destitución del Nuncio Apostólico Waldemar Sommertag, y continuó en julio con la expulsión de las Misioneras de la Caridad de la Madre Teresa de Calcuta quienes fueron acusadas de ser “terroristas”.
A esto se le sumó el cierre de algunas emisoras católicas, profanación de templos con bombas incendiarias y encarcelamiento de sacerdotes, convirtiéndose el sandinismo en el primer destructor de los ideales religiosos, afirmó a La Nación Vilma Núñez, primera vicepresidenta de la Corte Suprema de Justicia y presidenta del Centro Nicaragüense de Derechos Humanos, (Cenidh) la única organización activista que sigue en pie y el sandinismo no ha podido cerrar
Frente a esto, el día de ayer el Papa Francisco se pronunció con preocupación y pidió “un diálogo abierto y sincero” en el cual se “puede encontrar las bases para una convivencia respetuosa y pacífica”. Monseñor Silvio José Báez, crítico nicaragüense quien fue trasladado al Vaticano por orden del Papa, pidió que los secuestradores respeten la dignidad de Álvarez y le den su libertad, pues “de nuevo, la dictadura vuelve a superar su propia maldad y su espíritu diabólico”.
No se puede hablar de diálogo ‘abierto y sincero’ entre las dos partes cuando evidentemente la oposición es reprimida por el gobierno.
La represión que ha vivido Nicaragua es desdemocratizante, pues el 4 de julio, su gobierno tomó por la fuerza las 5 alcaldías que eran administradas por la oposición, reemplazando a sus alcaldes por prosélitos de su partido; accionar arbitrario e ilegal que fue llevado a cabo por la Policía Nacional a cargo del comisionado general Sergio Gutiérrez, jefe de Matagalpa, bajo el mando de Ramón Avellan, subdirector de la policía y uno de los funcionarios más cercanos de Daniel Ortega.
Un país precario en oportunidades hasta para protestar, pues en el 2018 Avellán fue acusado por delitos de lesa humanidad cuando el Comité Internacional de Derechos Humanos (CIDH) denunció más de 350 asesinatos ocasionados en las protestas sociales que desembocó la reforma al Sistema de Seguridad Social impuesta por el gobierno de Ortega.
Los miembros de la Organización de Estados Americanos (OEA) convocaron una reunión para tratar la crisis presentada en Nicaragua, encuentro al que el nuevo gobierno colombiano no asistió generando controversia.
Frente a esto, el periódico El Espectador lanzó una crítica al presidente Gustavo Petro asegurando que este no ha sido claro en “su actuar diplomático con países donde la democracia ha sido destrozada”. A lo cual, Luis Ernesto Vargas, embajador designado, explicó que ellos no han sido nombrados, pero ya les estaban imputando omisiones. Arturo McFields, exembajador nicaragüense aseguró que “no es excusa decir que no había embajador” pues “Colombia tiene una docena de funcionarios” sin embargo, enfatizó que “todavía está a tiempo de redimirse” y eso sería algo “extraordinario”.
Hoy 22 de agosto siendo el Día Internacional de las Víctimas de Actos de Violencia Motivados por la Religión o las Creencias, decretado por la ONU con el objetivo de “condenar la violencia o el terrorismo en contra de las personas que en todo el mundo tienen sus propias creencias religiosas”, es importante traer a colación la represión que vive Nicaragua en conmemoración al derecho de pensar y sentir diferente sin el miedo a sentirse señalado o sufrir atropello por la creencia religiosa. En distintos países se evidencian los actos criminales contra la comunidad por su pensar religioso y Nicaragua hoy es un claro ejemplo de esto.
“Reiteramos nuestra oración por todos los que son perseguidos, marginados y silenciados” manifestó mediante un comunicado La Conferencia Episcopal de Colombia, de esta manera “nos sumamos a las diversas voces que a nivel mundial se han expresado frente a las hostilidades que sufre la Iglesia en Nicaragua”.
Monseñor Joselito Carreño Quiñones m.x.y, expresó que desde el Vicariato Apostólico de Inírida se va a estar orando siempre por el obispo Rolando Álvarez “para que el señor le siga dando esa valentía, audacia y ese rigor para seguir anunciando la buena nueva y denunciando todo lo que vaya en contra de los valores perennes del evangelio”. Asimismo, monseñor Joselito extiende la invitación a mostrar solidaridad y unirse a la oración por todos los que son perseguidos por el régimen sandinista y al mismo tiempo, orar por la conversión de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
Por: Leidy Salinas Ramírez – Vicinirida TV