En la catedral Nuestra Señora Del Carmen se llevó a cabo la eucaristía en conmemoración de los 212 años de la creación del Ejército Nacional de Colombia marcada por la Batalla de Boyacá ocurrida el 7 de agosto de 1819, e igualmente el cuadragésimo octavo aniversario de la fundación del municipio de Inírida.
Siendo las 07:00 am se dio inicio a la jornada de celebración con la Ofrenda Floral en el monumento a los Héroes Caídos ubicado en el parque principal Flor de Inírida, seguidamente se realizó la eucaristía presidida por Monseñor Joselito Carreño Quiñones m.x.y, y concelebrada por el párroco Nicolas Alcides Ruiz en la catedral Nuestra Señora del Carmen donde asistieron los altos mandos de la Fuerza Pública del municipio.
La Oración por la Patria, el Ejército Nacional e Inírida fueron los temas mencionados por Monseñor Joselito donde hizo acotación a la violencia como una realidad dolorosa que ha acompañado a la Nación y realizó una comparación con el pueblo de Israel y demás pueblos que, por falta de obediencia a Dios, vivían una realidad violenta al ser expatriados y desplazados al enfrentarse a los enemigos que trataban de invadirlos.
Durante la homilía Monseñor mencionó el flagelo de la violencia que ha acompañado el país desde el siglo XIX, los enfrentamientos, la guerra de mil días, la problemática que se dio entre liberales y conservadores, las guerrillas, los paramilitares, realidades que han bañado de sangre a Colombia. “De hecho hace pocos días estábamos en una velatón por nuestros policías que han muerto”, ya son 38 policías que han sido asesinados por el plan pistola del Clan del Golfo, violencia que sigue carcomiendo nuestra nación, quitando vidas, nuestro recurso más precioso y ahí está la invitación que nos hace el Señor incesantemente; que volvamos a Él de todo corazón, mi llamado es, volver al Señor, ahí, es donde está nuestra salvación, el Señor nos salva” expresó Monseñor Joselito.

Otro tema importante que fue mencionado por el Vicario de Inírida fue la falta de reconocimiento de Dios y la dureza de los corazones que hace violentos a las personas, buscando soluciones de manera forzosa y resaltó que esa no es la solución ni el camino para encontrar la paz.
“Quiero felicitar al coronel y a todos los presentes, porque tienen esa conciencia clara. Si nos es con el Señor, el Señor no está de nuestra parte, el Señor siempre está interesado en nuestro bien, pero si nosotros no le permitimos, no cooperamos con Él, no aprendemos a caminar cerca de Él, no aprendemos hacerle obediente, a sus mandamientos, a su palabra, a su voluntad, la tragedia continuara, el desangre perpetrara en nuestra nación” dijo Monseñor a los presentes en la Eucaristía.
En la lectura de este día Monseñor Joselito Carreño en su plegaria pide por todos los presentes para que seamos conscientes, de que, volviendo al Señor, encontraremos y podremos alcanzar la verdadera paz, la justicia social, el desarrollo integral, el verdadero progreso individual y colectivo recordando en el Evangelio del día, las tres exigencias fundamentales para poder decir que somos auténticos Misioneros de Jesucristo.
PRIMERA EXIGENCIA
La primera condición dice “el que quiera seguirme que se niegue a sí mismo” ese negarse a sí mismo lo dice más tarde en las dos expresiones fundamentales “el no apegarse a su propia voluntad, al morir a su propia voluntad y vivir bajo la guía, la inspiración y reinado de Dios” como nuestra Madre María “he aquí la esclava del señor hágase en mi según tu palabra” buscar en todo momento no nuestra voluntad, si no la voluntad de Dios, no nuestro querer, si no el querer de Dios, no hay nada más poderoso que un hombre aferrado que a su propia voluntad, a su propio querer, a su propio capricho, a su propia voluntad y esa es la plegaria que debemos hacer todos los días.
A lo que el Monseñor Joselito Carreño añade que “ahí es donde está la hermosa vocación de ustedes el Ejército y la nuestra como consagrados, precisamente morimos al buscar nuestro propio interés para darle primacía al interés común, ustedes le dan primacía al interés de la Nación hasta el punto de sacrificar su propia vida, y ustedes están en ese espíritu, en el espíritu de la verdadera fe cristiana que implica estar al servicio de todo, al servicio de los otros”.

SEGUNDA EXIGENCIA
La segunda condición en la cual reflexiona Monseñor es la de tomar la Cruz de cada día, “el que quiera seguirme niéguese a sí mismo, tome su propia cruz”, no es una invitación a que seamos masoquistas, nos hagamos daño o que busquemos el daño, nos invita al amor, el que ama, sabe que el amar implica sacrificios, como el amor de Dios, que por su mucho amor, sacrifico a su propio hijo para revelar su gran amor por la humanidad; es asumir las consecuencias de la realidad personal, el no compararse y el no competir con los demás, con quien se debe competir es consigo mismo, el aprender hacer mejor que ayer y mañana ser mejor que hoy.
La reflexión que hace monseñor es que “hay personas que gozan de una salud impecable desde que nacen hasta que mueren, no les correspondió vivir mayor cruz, pero otras desafortunadamente genéticamente y geológicamente por los alimentos consumidos, tienden a padecer enfermedades, por ello, se tienen que abrazar con amor, abrazar con generosidad, con el espíritu de hospitalidad esa realidad, eso significa abrazar nuestra propia cruz”
TERCERA EXIGENCIA
La tercera exigencia es la del seguimiento, el seguir a Jesús todos los días de nuestra vida, no parar un solo día de seguirlo a él y si sentimos que se nos pierde volver a Él de todo corazón, fijar como dice el autor de la carta a los hebreos, “fijen su mente y su corazón en la persona amada en Cristo todos los días de nuestra vida”, así paso cuando los reyes magos entraron al palacio, se dice que la estrella se escondió y al salir del palacio de Poncio Pilato apareció nuevamente hasta que los llevó a Belén, “esa es la realidad de nuestra vida, de nuestro diario peregrinar como seguidores de Jesucristo”.
Monseñor concluye su reflexión con un consejo, “vamos a encontrar nubes muy espesas que van a oscurecer esa posibilidad de ver la luz de Cristo iluminando en nuestra vida, por eso, uno no debe dejar de desistir, de seguir y mucho más en medio de nuestras nubes espesas, ahí es cuando más debemos poner nuestra confianza y esperanza en Jesucristo nuestro señor”.
Con una bendición especial para todos los presentes, especialmente para aquellas personas que cumplen una labor esencial en la Fuerza Pública y pidiendo por el eterno descanso de aquellas personas que murieron en combate, Monseñor Joselito Carreño Quiñones dio por finalizada la Eucaristía en honor al aniversario del Ejército Nacional y de nuestro municipio de Inírida.
Leonardo Sánchez – Vicinirida TV