Escuchar es una virtud y a la vez un arte, y como tal se aprende, se entrena, y una vez conseguida esta virtud, hay que practicarla permanentemente porque de lo contrario se olvida, se debilita y termina perdiéndose; tendremos que aprender a escucharnos más.
A pesar de la agitación callejera gritar y escuchar son dos formas opuestas de entender la vida, no sólo la vida social y política, también la personal, es más, hay una retroalimentación entre ambas dimensiones.
El ruido y los gritos son una característica de nuestra sociedad, se habla mucho y se escucha poco, no hay estabilidad personal, crece la agresividad aumenta el estrés y nos asomamos al principio del sin sentido y el vacío existencial.
Finalmente: queridos hermanos tengan presente esto.
Todos deben estar listos para escuchar, y ser lentos para hablar y enojarse.
Santiago 1:19
Verdad que podemos escucharnos
María Esperanza Castro Torres pastoral de las comunicaciones vicariato.