La celebración a la también llamada patrona de las batallas se remonta al año 1571, año en que una flota cristiana entró en batalla con una flota musulmana en la famosa batalla de Lepanto.

Tras varias horas de enfrentamiento, los cristianos clamaron con tanta fe a la virgen para obtener la batalla saliendo victoriosos.

Triunfo que llegó a oídos del padre Pio V, quien no dudo en instituir una fiesta en su honor el 7 de octubre, desde entonces se le nomino Virgen de la Victoria.

Pero es el Papa Pio X quien se encargó de oficiarla con la famosa frase “Denme un ejército que rece el rosario y vencerá el mundo”.

En una aparición de la Virgen a Santo Domingo, le enseñó como rezar el rosario, asignándole la tarea de divulgarlo por el mundo, así la plegaria llegó a las tropas cristianas y poco a poco a la comunidad religiosa, creándose la advocación Mariana de la virgen del Rosario.

María Esperanza Castro Torres pastoral de las comunicaciones vicariato.