Cada 29 de junio es la festividad de los apóstoles Pedro y Pablo, quienes dieron testimonio de Cristo Jesús, hasta el punto de dar su propia vida por su causa. Es una de las mayores celebraciones religiosas para los católicos; Pedro amigo frágil y apasionado de Jesús, elegido para ser el primero entre los iguales, la piedra sobre la cual Cristo edificaría su iglesia, acepto con humildad su misión como pescador de hombres tras una vida consagrada a ser el primer pontífice de la primitiva iglesia cristiana, murió crucificado como Cristo Jesús, pero crucificado boca abajo.
Pablo era Fariceo e hijo de Fariceos, su misión, anunciar y enseñar a Cristo a los no judíos; tuvo como labor fundamental el anunciar a Cristo entre los gentiles, así como Pedro a los judíos, ambos sacrificados bajo el imperio de Nerón.
Ésta es una grandiosa oportunidad para intensificar nuestra oración por el sumo pontífice Francisco, para que como digno sucesor de Pedro, pueda ejercer su ministerio siguiendo el ejemplo y la huella de éstos dos grandes apóstoles Pedro y Pablo.
María Esperanza Castro Torres Oficina de Pastoral de las