En la Catedral Nuestra Señora del Carmen en la ciudad de Inírida, tuvo lugar hoy lunes 22 de marzo de 2021, la Santa Misa exequial e inhumación de las cenizas de quién fué el primer Obispo del Vicariato Apostólico de Inírida en el departamento del Guainía, Monseñor Antonio Bayter Abut.

La celebración eucarística estuvo presidida por Monseñor Joselito Carreño Quiñones, acompañado del grupo de sacerdotes de las diferentes parroquias de la ciudad y del Vicario general de los Misiones de Yarumal, quien trajo las cenizas de monseñor Bayter provenientes de la ciudad de Medellín.

En su homilía Monseñor Joselito, expresó que hoy, se celebra el rito de dar sepultura al primer Obispo y Pastor de éste Vicariato, el muy amado Obispo Monseñor Antonio Bayter Abut, quien ayer cumplió 7 meses de haber partido a la Casa de Dios Nuestro Padre.

Rezamos por él y ponemos sobre el altar de su vida, un altar que innumerables veces él besó al comenzar y terminar la eucaristía.

En la homilía Monseñor Joselito, hizo un recuento histórico acerca de la llega de monseñor Bayter al vicariato en el año 1997, como primer Obispo, tomando en sus manos lo que Dios tuvo a bien confiarle, una pcomunidad de pueblos indígenas y una sencilla sociedad de habitantes colonos; iniciando un recorrido que se iría escribiendo en los muchos viajes que él realizó por los diferentes ríos de ésta tierra de muchas aguas; itinerario que tendría los registros pastorales humanos, sociales y especialmente el de la educación de los pobladores indígenas que tanto le apasionaba a nuestro muy querido obispo, muestra de cercanía y afecto con sus comunidades indígenas, a quienes tanto visitó, aconsejó y apoyó en todas sus empresas.Dios sembró en él semillas que dieron fruto.
Monseñor Joselito, pidió al buen Pastor que cargue en sus hombros a quien cargó las ovejas que la divina providencia puso en sus manos.

De otra parte, monseñor Joselito también expresó que, ésta celebración, ofrece la oportunidad de reflexionar sobre la vocación sacerdotal, renovando el compromiso para enfrentar los retos que en cada momento se presentan a los sacerdotes, a la iglesia y a su ministerio, regalo de Dios para los demás, explicó además que el sacerdote ha enajenado libre y voluntariamente la vida en el servicio del pueblo santo de Dios. En la celebración también se realizó la consagración de los óleos de los enfermos, de los catecúmenos y el de Santo Crisma.

Al finalizar la homilía, Monseñor Joselito, pidió oración por él, para ser siempre testimonio transparente de amor entre su feligresía y para no desfallecer en el ministerio que el señor le ha confiado hasta su último aliento, con Cristo Jesús que con muchos es el mejor de todos, pidió también a la Virgen por todos los sacerdotes y los fieles para no desfallecer ni sentir cansancio en el largo recorrido de la vida.

María Esperanza Castro Torres
Oficina de pastoral de las comunicaciones.

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