María Esperanza Castro Torres
Oficina de prensa, Vicariato de Inírida

En el libro del Génesis (2,15) que narra el comienzo de todas las cosas, nos dice que Dios creó al hombre para que trabajase. En esta breve frase está el fundamento de la dignidad de la persona, es el medio por el cual el ser humano adquiere dignidad y se realiza en el contexto social y económico.

El trabajo dignifica a la persona porque la hace sentir útil, necesaria, autosuficiente y perteneciente a una sociedad activa económicamente. Ganar algo por propio esfuerzo, sin que nadie le regale nada, es parte del proceso de realización personal. El trabajo le permite al ser humano ser agente activo de su propia transformación y en la construcción de una sociedad más justa, más equitativa y ser co- creador con Dios que realiza su obra de creación continua por medio del ser humano. En realidad, Dios es el que trabaja y el hombre trajador es el que suda.

Bajo este concepto, monseñor Joselito Carreño Quiñones, desde el vicariato y ante la crisis producto del Covid-19, donde al rededor de .30 millones de trabajos se han perdido en el mundo;l sigue día a día esforzándose para mantener su nómina de empleados distribuidos en diferentes frentes, convirtiéndose en motor de desarrollo y generador de empleo; desde el vicariato se asume la nómina del colegio MABA, ya que los pagos por parte de los padres de familia cubren solo el 25% del total del costo de la misma, de otra parte salarios para 15 trabajadores de la finca del Vicariato, quienes se desempeñan preparando los terrenos para el cultivo de especies diferentes; pago a 11pasantes del Sena; así mismo, pago de 240 empleados entre docentes, auxiliares y administrativos que laboran en el servicio de la educación contratada; y 12 administrativos en pastoral social y pastoral de las comunicaciones, que laboran en la ciudad de Inírida y 18 agentes de pastoral entre sacerdotes, religiosas y laicos misioneros. Con todos éstos colaboradores, se prestan servicios que van en beneficio del bien común y no del enriquecimiento exclusivo y excluyente, donde pocos se enriquecen y la mayoría se empobrecen. La realidad ante este Covid-19 amenazador es, que con voluntad, con ganas y con pie de lucha, se pueden generar oportunidades para el presente y el futuro, en un escenario de desarrollo promisorio como Guainía, tierra de muchas aguas.


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