Celebramos hoy 9 septiembre como día nacional de la defensa de los derechos humanos en honor a San Pedro Claver, considerado primer defensor de los derechos humanos en Colombia, él es un referente histórico en la lucha de los derechos humanos, porque luchó contra la esclavitud de la época y el mal trato que se les daba a los esclavos. Su trabajo es reconocido por haber defendido a cientos de esclavos en Cartagena de Indias. Debido a su férrea defensa y en distinción a él, el congreso de la República expidió la ley

95 de 1985, mediante la cual se declara el 9 de septiembre como día nacional de los derechos humanos.

Hablar de derechos humanos es hablar de libertades y derechos fundamentales inherentes a todas las personas.

Respetarlos, permite crear las condiciones indispensables para que los seres humanos vivamos dignamente en torno a la libertad, la justicia y la paz.

El derecho a la vida, a la libertad de expresión, a la libertad de opinión, de conciencia, a la vivienda digna, a la participación en política, son derechos básicos que toda persona debe disfrutar para tener una vida digna.

Sin embargo, hoy día, la celebración de ésta fecha especial,; la injusticia, la violencia social, el despojo de tierras, el secuestro, la violación a población infantil, los crímenes de lesa humanidad, siguen azotando nuestro país.

El asesinato de nuestros líderes sociales defensores de los derechos humanos; las masacres de nuestros jóvenes ocurridas a diario; los homicidios de los exguerrilleros que le están apostando a la paz; o la de soldados y policías que entregan su vida por la patria; la muerte de quienes defienden la naturaleza; la soledad e indiferencia que sufren las víctimas de desplazamiento forzado o exilio; la ausencia de servicios de salud, la ausencia de conectividad en regiones apartadas como Guainía, la carencia de ayuda económica a familias vulnerables en ésta época de pandemia, la miseria de los territorios víctimas de la minería, el narcotráfico; sociedad vulnerable que no cuenta con garantías de protección del estado.

Nos preguntamos entonces, ¿dónde está el estado garante y protector de los derechos humanos?…

¿Quiénes amparan y protegen a esos Miles de Colombianos, que hoy viven en estado de desigualdad, de indefensión y que no gozan de reconocimiento y amparo?…

Desde el vicariato, Monseñor Joselito Carreño Quiñones, hace un llamado al estado colombiano, al restablecimiento y garantía de los derechos de los ciudadanos, a tender la mano a los más desprotegidos y abandonados de la sociedad empoderándolos para que puedan hacer escuchar voces y defender sus derechos por su propia cuenta; pues tendiendo la mano, empoderándolos y unidos como hermanos, derribamos los poderosos muros de la injusticia y la corrupción; para construir una nueva realidad que contribuya al desarrollo integral de todos los pueblos.

María Esperanza Castro Torres
Oficina de pastoral de las comunicaciones

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