En las últimas semanas salió a la luz pública diferentes denuncias de presuntas violaciones a niñas y adolescentes en San José del Guaviare. Las autoridades colombianas informaron que han sido un total de 69 los casos reportados de menores afectados de las comunidades indígenas Jiw y Nukak, dos pueblos indígenas en vía de extinción.

El Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) realizó una visita extraordinaria para atender esta desgarradora situación. La entidad reveló que tiene registrado 587 denuncias entre el año 2018 y 2020 en Guaviare. En 2022 se presentaron 143 casos; en 2021, 174; en 2020, 120 y en 2019, 150. El informe también reveló que integrantes de las Fuerzas Militares se encuentra implicados en algunos de estos casos.

La Presidencia de la República que también acompañó la comisión especial del ICBF, reveló que otra de las problemáticas es el consumo de sustancias psicoactivas en estas comunidades indígenas, además una situación alimentaria precaria que no ha sido atendida.

Medios locales como El Tiempo y Semana afirmaron que estos sucesos se estarían presentando en la vía 40, conocida como una zona de tolerancia, donde llegaría todo tipo de personas. “No solo borrachos, militares o los propios indígenas están abusando de los niños. Los taxistas llegan hasta los asentamientos, llevan turistas o ellos mismos saben que en ciertos puntos pueden ofrecer algo de dinero o comida para complacer sus aberraciones”, le relató una líder social a la revista Semana.

Heyder Palacio, Gobernador del Guaviare, informó a El Tiempo que, para hablar de la problemática de abusos sexuales a los menores Nukak, hay que referirse a los desplazamientos forzados de los que han sido víctimas. Según informó Blu Radio, en una carta escrita por indígenas de las comunidades Nukak Maku y Jiw a la defensoría del pueblo, piden con urgencia la presencia del Estado, ya que informan que son víctimas del desplazamiento forzado, violación de mujeres y niñas, violencia contra la mujer y discriminación.

Desde el Vicariato Apostólico de Inírida en cabeza de monseñor Joselito Carreño Quiñones MXY, queremos expresar nuestro más profundo sentimiento de dolor con los y las menores víctimas de estos presuntos abusos sexuales que vienen ocurriendo en la hermana región del Guaviare desde el año 2018. “Manifestamos nuestro sentimiento de tristeza y de pena frente a esta terrible tragedia que le viene ocurriendo a estos menores, que se encuentran vulnerables ante la realidad de descuido de los gobiernos de turno, en la manera de proveer los cuidados esenciales de estas comunidades como lo es, la seguridad alimentaria, la atención del ICBF y de los diferentes organismos del gobierno que no lo han venido haciendo de la mejor manera” expresó monseñor Joselito Carreño.

El prelado de Inírida además añadió que “este abandono y descuido, hace que los menores se expongan al negocio de la trata de personas, haciendo que la dignidad de estos pueblos quede totalmente vulnerable. Esta es una tragedia que se denuncia en San José del Guaviare, pero que desafortunadamente está presente en varios territorios en los cuales hace presencia la población indígena”.

Desde el Vicariato de Inírida se ha tratado en hacer todo lo posible por brindar los mejores servicios, alto cuidado y respeto a la dignidad de cada niño y niña que atendemos en el servicio de la educación en el departamento del Guainía, como lo son los casi 4.000 estudiantes que hemos venido atendiendo con el recurso del gobierno, pero asegurándonos de la buena administración de los mismos, logrando ofrecer buena alimentación y calidad en los docentes.

“Queremos desde nuestra experiencia y ejemplo en el servicio que prestamos de la educación por más de 25 años, denunciar estas otras realidades. Desafortunadamente, los operadores de servicios piensan muchas veces solamente en lucrarse y no en invertir de manera adecuada los recursos para el bien, el cuidado y atención de todas estas comunidades previniendo la aberrante situación de vender su cuerpo por necesidades” recalcó Monseñor.

La invitación es a que las instituciones y programas que ofrece el gobierno para el cuidado y atención de las poblaciones indígenas sean utilizados de la manera más honesta y honrada posible, para ser utilizadas verdaderamente en cuidar y atender la dignidad y respeto de cada persona indígena y de todas las poblaciones de nuestra nación colombiana.

“Que el Señor nos bendiga a todos y nos ayude a crecer en ese cuidado y respeto por las personas más vulnerables, especialmente por nuestros pueblos indígenas en Colombia” concluyó el Vicario Apostólico de Inírida.

Fuente: El Tiempo – Semana

Esteban Ocampo – Vicinirida TV