La expresión más grave de violencia contra la mujer, es el feminicidio, culminación de una serie de violencias basadas en género.

Los feminicidios presentan comportamientos anteriores de violencia contra la mujer; ante hecho tan aberrante y doloroso, que en este tiempo de pandemia ha cobrado más víctimas, no se puede dejar que la pandemia las invisibilice.

Es triste reconocer, que el estado no está garantizado la seguridad de las mujeres con alto riesgo de feminicidio.

Las administraciones del estado aún no comprenden que ante una denuncia, hay que responder con inmediatez  y brindar protección a las mujeres y a sus hijos e hijas.

De otra parte la justicia, tampoco responde con la prontitud que debiera, la falta de acción del aparato judicial, en la mayoría de los casos,  no tienen condena para el agresor y sin avance sustancial a los procesos. Desde el Vicariato se les pide celeridad, diligencia y prontitud a la institucionalidad del estado que tiene el sagrado deber de proteger la vida y de impartir justicia.

En nuestro departamento, ya se conocen algunos casos de feminicidio: Elcy, Kelly, hoy Ana Rosa; nombres que aparecen en registro sin que pase nada, ni se judicialice a nadie.

Mujeres asesinadas víctimas de feminicidio, víctimas que hay que hacer visibles, porque no se pueden convertir en paisaje.

Es una violencia sistemática de mujeres y niñas, que preocupa a la sociedad en general y a esto, hay que sumarle las tentativas de homicidio que también van creciendo.

Es una violencia sistemática de mujeres y niñas que preocupa a la sociedad en general, y a esto hay que sumarle las tentativas de homicidio que también van creciendo, así que necesitamos que la sociedad ponga los ojos en lo que vivimos.

Monseñor Joselito, desde el Vicariato, lanza su voz de protesta, invitando a hacer un ejercicio de desnaturalización de la violencia. “Si la sociedad, la comunidad, la familia se queda esperando a que los gritos sean más fuertes  o que haya más golpes, la próxima vez, cuando quieran denunciar, esa mujer puede estar ya muerta ” aseguró monseñor.

De ahí, la invitación a marchar el próximo viernes 10 de julio, para lanzar una voz de protesta, visibilizar los hechos y demandar justicia.

María Esperanza Castro Torres
Oficina de Prensa, Vicariato

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