El 22, 23 y 24 de noviembre en la ciudad de Bogotá, se realizó el Noveno Congreso Nacional de Reconciliación propuesto por la Iglesia Católica, en el que se integraron instituciones eclesiásticas, entre ellas, la Comisión de Conciliación Nacional y el Secretariado de Pastoral Social, en el que se convocó a actores y líderes sociales, que aporten a la integración del diálogo territorial, con el  objetivo de sintetizar contenidos esenciales sobre el pensamiento y el actuar de la Iglesia frente a la construcción de paz y la vivencia de la reconciliación en el contexto nacional.

Tres días de diálogo inclusivo con las comunidades de todos los departamentos del país, con más de 1.000 asistentes. El desarrollo del Congreso Nacional de Reconciliación se desarrolló por medio de la participación y presentación de voces con experiencias eclesiásticas, también se brindó el espacio para las comunidades territoriales de establecer el diálogo social hacia la construcción de paz y reconciliación, estos, se abordaron en diferentes espacios metodológicos, tomando como eje fundamental las iluminaciones doctrinales de la Iglesia.

En este marco del actual contexto social que vivimos en los diferentes territorios del país, ante la propuesta gubernamental del proyecto de “Paz Total”, los asistentes del congreso no se limitaron al expresar las esperanzas, temores, las confianzas y desconfianzas que deben ser afrontados tomando en cuenta la perspectiva de fe y solidaridad de tan importante anhelo, que manifestaron los representantes del pueblo colombiano, primando en la claridad de la importancia de los acuerdos de paz, sus dificultades y los instrumentos necesarios para llegar a la paz total.

Así mismo, se generó la interacción con el público por medio de preguntas, formularios online y murales en vivo. En cada conversatorio se crearon mesas temáticas para la presentación de iniciativas y aprendizajes regionales, en donde se contaron las realidades por la que pasan los habitantes y las oportunidades existentes para la construcción de un proyecto compartido de país, teniendo en cuenta las situaciones políticas, económicas, sociales, territoriales y culturales, para la generación de propuestas frente a cada temática.

El Vicariato Apostólico de Inírida hizo su participación activa en los paneles simultáneos de reflexión de los principales retos, aprendizajes y propuestas territoriales, en donde la pastoral social de Inírida en representación del párroco Nicolás Alcides Ruíz mxy y la participante Leydy Gómez, expresaron las experiencias recolectadas en los Mínimos de Reconciliación concertados en octubre en el municipio de Inírida, en donde se integraron las realidades del pueblo guainiano, y cómo se pueden incluir estos retos en la proyección del desarrollo de la reconciliación en la reconstrucción de la memoria histórica de los principales afectados y proponer las acciones para dignificar la vida desde la pastoral social.

En donde también, surge el actuar de la misión pastoral en el camino de la reconciliación, ha de ser sostenida por una espiritualidad para la paz, utilizando el diálogo como el mecanismo para resolver los conflictos y lograr la paz total, la cual debe abarcar las dimensiones profética, litúrgica y social en la actual realidad que vive Colombia en la construcción de país. Uno de los objetivos del Congreso Nacional de Reconciliación es intervenir dentro del pensamiento actual del que se compone la comunidad eclesiástica en un movimiento y actuar propio sobre su pastoral social, para que logre discernir en lo que puede apoyar y debe evitar frente a las agendas de otros sectores.  

Agendas territoriales a proyecto compartido del país

Hacia la finalidad de la construcción de un país en pedazos en un proyecto compartido, el sector rural fue el escenario de discusión, debido a las dificultades presentes que componen la realidad de 13 millones de habitantes y que disponen el 85% del territorio nacional, en el que existen 3 millones de jóvenes sin oportunidades para prevalecer en el campo y opten por el traslado a zonas urbanas.

Se propone el trabajo mancomunado de las rutas de concientización de construcción e interacción en las regiones, la elaboración de agendas encaminadas a la gestión del trabajo con los elementos esenciales del territorio que ayuden a la transición democrática, litúrgica, proféticamente y social evangelizadora, especialmente ante la problemática ambiental de la Amazonía.

Territorios donde persiste la necesidad de aprender a dialogar e impulsar conversaciones entre los territorios, entendiendo que estas cuentas con entidades y autoridades que velan por garantizar la dignidad de los que conviven en las regiones, evitando el incremento de cultivos ilícitos que realizan muchas comunidades como único medio de supervivencia en donde se fortalezcan los municipios, se recupere la cuidad local desde la intervención, la veeduría ciudadana para la trasformación de la realidad colombiana.  

Para esto, se tiene en cuenta los conflictos territoriales que viven las comunidades, entendiendo el valor que tienen y el papel de carácter fundamental, fomentando la construcción de paz desde una mirada de optimismo de estas comunidades en busca de soluciones, en donde se planeen rutas de acción para la mejora, donde la Iglesia tiene que jugar un papel importante del perdón y saber perdonar con más pertinencia común, incluyente y participativa.

Retos para la construcción de Paz Territorial en una sociedad polarizada

Ante las grandes brechas sociales, políticas y culturales, se plantea la reducción de las desigualdades, Colombia, es el cuarto país a nivel mundial con altos índices de desigualdad. Episodios violentos que suceden con frecuencia en los territorios rurales que representan el gran reto que afronta la paz total del actual gobierno de Gustavo Petro, la Iglesia tiene que aprender a fortalecer los agentes pastorales con independencia y sentido crítico, evitar las tentaciones y vincularse con las estructuras organizacionales.

Generar la animación de la experiencia sinodal en los creyentes, autoridades, sociedad civil y actores violentos, desde la homilía de cátedras de paz, hacia la renovación de los creyentes a la vez que los constituye en anunciadores de la fe en un clima de paz y reconciliación, desde la no violencia, el constante apoyo de las comunidades, actuar de vigilante estratégico en implementar herramientas comunicativas para visibilizar lo que realmente sucede en el territorio, crear la articulación entre las entidades, logrando incidir ante las diferentes instancias, al exigir los derechos integrales de la población civil.

Es importante destacar lo valioso de crear propuestas pedagógicas en el buen vivir, trabajar unidos con la comunidad en poner fin a la guerra a través de la reconciliación de las experiencias que marcaron en los colombianos cicatrices, quienes necesitan atención integral. Haciéndolo desde la creación de agendas territoriales de paz, con el objetivo de enseñar la cultura de paz, el cuidado de la casa común, el cambio del modelo económico y ayudar en la reintegración social de los excombatientes.

Dialogar para encontrar la paz Del acuerdo de paz con las FARC a las negociaciones con otros actores”.

El desarrollo implica que exista un apoyo entre las comunidades y las entidades, en donde exista un diálogo constante implicando el reconocer la institucionalidad de la Iglesia en la construcción de comunidades de paz.

“sí soñamos juntos, trasformamos las sociedades” Expreso Alejandro Roballo, panelista

Ante la reintegración de los excombatientes de la antigua FARC, han surgido prejuicios sociales, acarreando en uno de los panoramas que viven miles de desmovilizados por la falta de aceptación de la ciudadanía, las principales víctimas de la violencia producida en el estado colombiano. Excombatientes que buscan vivir en la sociedad civil, en la construcción de camino de la misericordia y el perdón.

“Somos actores y víctimas de un estado que nos oprimió” Ex guerrillero

La Iglesia está llamada a ser facilitadora del lugar seguro para que el diálogo sea posible y facilitadora de condiciones, lo que implica para la Iglesia ponerse al servicio del diálogo, arriesgar porque necesita salir de sí misma, de sus cuatro paredes, necesita salir al encuentro del otro y una actitud fundamental de la Iglesia es aprender a escuchar; la escucha es la única que nos permite encontrar esos rasgos de realidad. Necesita realizar un encuentro con las instituciones gubernamentales, organizaciones civiles y comunidad internacional, para poder alcanzar la reconciliación en la construcción de paz.

Este Noveno Congreso Nacional de Reconciliación buscó ante la generación de las nuevas agendas gubernamentales en la construcción de la paz total del presidente Gustavo Petro y en el camino de la experiencia sinodal de la Iglesia, apuntarle hacia articulación en la construcción de la justicia transicional, para el reconocimiento de los crímenes cometidos e interpelar ante la guerra, mejorando los procesos de reconstrucción de los lazos y confianza que se rompieron en Colombia, además de concientizar a las instituciones sobre la importancia de la edificación de paz en una justicia restaurativa y de rencuentro con la sociedad.

Leonardo Sánchez – ViciniridaTV