En el año 1994, la Asamblea general de las Naciones Unidas, proclamó la fecha del 16 de septiembre, como el día internacional de la preservación de la capa de ozono en conmemoración de la fecha de la firma, en 1987 del Protocolo de Montreal sobre sustancias que dañan la capa de ozono ( resolución 49/114), siendo el acuerdo internacional más exitoso hasta la fecha.

Los puntos centrales de éste protocolo, se centran en los productos químicos con mayor potencial del agotamiento del ozono; y es a través de la enmienda de Kigali, donde las partes en el Protocolo de Montreal, relativo a las sustancias que agotan la capa de ozono, llegan a un acuerdo el 15 de octubre de 2015 para eliminar gradualmente los hidrofluorocarbonos, con el ánimo de preservar la capa de ozono, sanar el planeta y forjar un futuro más prometedor y equitativo para toda la humanidad.

Ante el daño de la capa de ozono, la iglesia católica a través de la encíclica Laudato Sí o Cuidado de la Casa Común, hace una reflexión en torno a la raíz humana de la crisis ecológica y ambiental, donde la acción humana se ha desviado, y contradice la realidad hasta dañarla con la tecnología del poder, donde el descubrimiento y uso de tecnologías nos pone en una encrucijada grande: de una parte, se generan grandes cambios con invenciones como el motor a vapor, el ferrocarril, el telégrafo, la electricidad, los transportes marítimos fluviales y aéreos, la medicina moderna, la informática, la revolución digital, la robótica, la biotecnología y la nanotecnología; avances importantes que aportan grandes cambios en el desarrollo de la humanidad; pues la ciencia y la tecnología son un maravilloso producto de la creación humana.

Pero no podemos negar que la energía nuclear, la biotecnología, la informática, el conocimiento de nuestro propio ADN y otras capacidades, dan un tremendo poder económico y un dominio impresionante sobre el conjunto de la humanidad y del mundo entero. Nunca la humanidad tuvo tanto poder sobre sí misma y nada garantiza que vaya a utilizarlo bien; pues los cambios generados por los seres humanos están siendo tan profundos, que ya se está hablando de una nueva era geológica, la cual aún estamos a tiempo de frenar, si la raza humana contribuye a frenar el daño colectivo que le está infringiendo al medio ambiente y al planeta tierra.

La emisión de CO2, además de provocar diversas formas de contaminación, también produce la lluvia ácida que contribuye a reducir los bosques, reduciendo por tanto la capacidad de absorción del dióxido de carbono; con ello sufre un incremento tremendo la temperatura produciendo la disminución de los glaciares y el deshielo de los casquetes polares con la consecuente destrucción de humedales, bosques de manglares y zonas costeras habitadas; erosión, desertización y alteración de ritmos vitales de numerosas especies entre otras.

Todo ello, con implicaciones sociales, en particular con implicaciones en la agricultura, los bosques y las reservas de agua; afectando la salud de los humanos y aumentando la mortalidad asociada a las olas de calor,incremento de enfermedades respiratorias, alergias y diferentes tipos de cáncer.

Frente a tan desolador panorama, vale la pena preguntar: Usted, qué hace por el medio ambiente?, Cómo lo protege, y cómo protege la casa común, su casa, la casa de todos?.

María Esperanza Castro Torres. Oficina de pastoral de las comunicaciones

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