María Esperanza Castro Torres
Oficina de prensa, Vicariato de Inírida

El Vicariato Apostólico de Inírida, muestra su gran preocupación por el asesinato de líderes sociales, y en especial por los hechos ocurridos en contra de éstos defensores de derechos humanitarios en el sur del departamento del Guaviare, Meta, Vichada y Vaupés.

Líderes sociales, que están luchando por sus derechos, personas que nacen en sectores marginados y excluidos.

Líderes, que lo que quieren es, que se atiendan los derechos de las comunidades marginadas y a las que les hace falta todo. También claman por el respeto a la vida de todos que se ve constantemente amenazada por las innumerables violencias presentes en el territorio.

Ahora bien, según cifras de la organización, Somos Defensores, en este primer trimestre del año, se han asesinado 36 líderes y defensores de derechos humanos; sin embargo, ésta cifra puede aumentar a 60, porque faltan una serie de casos por verificar; de otra parte, en el sistema de información de ésta organización, se registraron 62 homicidios contra líderes sociales en todo el país, en lo que va corrido del primer trimestre del año, sin embargo, a la fecha, sólo han verificado 36 casos que corresponden a personas que ejercían diversos tipos de liderazgo en sus comunidades, cifras escandalosas; pues de comprobarse que todos los reportados son líderes, éste sería el número de homicidios más alto después del acuerdo de paz, entré el gobierno y la FARC.

Hoy, las amenazas se están materializando si tenemos en cuenta que, en 2017 fueron asesinados 20 líderes, en 2018 asesinados 46 y en 2019 asesinados 25 evidenciándose un descenso en esa fecha. Hoy 36 asesinatos de líderes es una cifra verdaderamente alarmante.

Por ello, estos actos criminales en contra de esos líderes sociales, hay que pararlos, no se pueden legitimar, y desde el seno de la sociedad, se deben rechazar éstos asesinatos selectivos, cometidos por grupos sucesores del paramilitarismo, los narcotraficantes, los exploradores ilegales de minerales, los excombatientes de la FARC, disidentes, los que desplazaron y ocuparon tierras; éstos grupos, asesinan a los líderes sencillamente porque se oponen a los intereses de estos grupos, desatando la lucha por el control territorial.

Por ello, dice Monseñor Joselito Carreño Quiñones que “hay que sensibilizar al máximo la sociedad, desnaturalizar la violencia y no aceptarla más; porque cuando la sociedad calla, esa sociedad otorga”.

No se puede permitir que esos líderes comunitarios, asociados a la defensa de su territorio, de los derechos humanos y a la participación política de la comunidad en la exigencia de sus derechos, sigan siendo asesinados.

Hoy, desde el Vicariato de Inírida, se rechaza éste tipo de violencia y crímenes selectivos que en lo corrido de este año, se han cometido, esta situación fratricida, amenaza la democracia, por lo cual, la iglesia insiste en la necesidad de crear una política pública nacional, para enfrentar esta amenaza, política que incluya acciones de protección, de respuesta oportuna a las alertas y de presencia eficaz de las instituciones del estado en las comunidades más vulnerables.

Finalmente, citando el evangelio de Juan ,10,10: “Yo he venido a que tengan vida y vida en abundancia”. Todo el que se declare seguidor de Jesucristo, debe estar siempre al servicio de la cultura de la vida, su respeto y su cuidado desde su concepción, hasta la muerte natural; a su vez, en Apocalipsis capítulo 3,1, “Conozco tus obras, pasas por vivo y estás muerto” , sólo el que está alejado de Jesucristo, dador de vida, tiene la apariencia de estar vivo pero en realidad está muerto y promueve la cultura de la muerte. La conducta de todos los que nos declaramos cristianos debe corresponder a la de los discípulos misioneros del que ha vencido la muerte y ahora vive eternamente, Jesucristo el Señor.


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